La cosa ya estaba dándole miedo. Y no por el hecho de que estaba en la casa del chico que le atrae, sí, ya lo acepto. Solos, en una noche lluviosa. Y ya no tiene ganas de dormir, no puede hacerlo sabiendo que él es increíble y ella una rana cualquiera.
Le gusta compararse.
Se sienta en la cama y es hasta ese momento que se da cuenta que está en casa de Roger, en el cuarto de Roger, en la intimidad de Roger.
En su vida.
Y la cama huele a él. Debió ella quedarse en el cuarto de huéspedes.
Se recostó y abrazo la almohada, luego de soltar un suspiro. Esperando que en el sueño le llegue una idea de lo que Roger quería preguntar.
Un sonido la despierta, suena como a un celular, está segura que ella tenía otro tono. Saca las manos de las cobijas y a tientas busca en la mesita de noche. Creía que ahí había muchas cosas. Encontró su teléfono y oprimió el botón de contestar, sin tener que mirar. Ya sabía dónde estaba.
-Bueno -Dijo con la voz pastosa. -Bueno- Volvió a decir y solo escucho el “pi, pi, pi” de que le habían colgado.
Dejo el teléfono donde estaba y se sentó. Suspiro, se tallo los ojos y estiró los brazos. y... su cuarto no lucia así cuando se acostó. ¿O sí?
No.
Este no es su cuarto ¿verdad?
Fue ahí cuando se dio cuenta. Era el cuarto de Roger, su cama y... había contestado una llamada que era para él.
Tendió su cama. Nótese que no lo hace con frecuencia. Se puso el vestido de noche que traía la noche anterior. Tomo sus zapatos e intentaría salir del departamento sin que Roger note su presencia.
Abrió la puerta con cuidado, se asomo y al no escuchar, ni ver nada. Salió de la habitación.
Ya casi llegaba a la puerta, le quedaban unos pasitos, un par y sería libre.
-Carla ¿no te quedas a almorzar? -Giro para darse cuenta que Roger estaba detrás con un delantal de Mickey Mouse y una espátula en la mano.
-Sí digo que no ¿te enojas? -Roger negó con la cabeza y le sonrió.
-No podría, igual tienes cosas que hacer -volvió a sonreír y Carla ya se sentía un poco culpable, pero no quería seguir ahí. Es que aún le faltan muchas cosas por entender.
Sin un beso en la mejilla, ni un saludo con la mano. Carla salió de ahí, sintiéndose más tranquila y menos presionada.
Se puso los zapatos y recordó que había dejado las llaves de su camioneta en casa de Roger. Toco el timbre y cuando le abrió pudo ver un brillo diferente en los ojos de Ro, (Se había tomado la libertad de llamarlo así en su mente)
-Olvide las llaves -Dijo y entro sin permiso, Roger soltó un “oh” y fue a refugiarse a la cocina.
-No olvides que tenemos una plática pendiente. -Carla asintió saliendo del departamento.
Ella se sentía bien, a pesar que su mente era una maraña de ideas, se sentía excelente. A diferencia del chico que vivía atrás de la puerta por la que acaba de salir.
Sin más que hacer hablo con el portero el tenia una copia de las llaves de todos los departamentos, en cuanto abrió escucho la contestadora, su abuela la mataría, bueno eso después de que llevara los últimos encargos a la tienda del sur. Tomo un disco de la caja y al ritmo de ¨el rey¨ (Elvis) tomo un baño, se vistió y después de tomar unos discos bajo, y se encontró con un guapo vecino, si ese el que había soñado hace unos días…
-ya te vas?-pregunto lo que era obvio.
-sí, tengo que ir a la sucursal a dejar unas cajas
-en serio? Los sábados también trabajas?
-yo sí, mi abuela me matara si no, aunque solo hago lo de las cajas y tengo el día para mi
-bueno, entonces hoy podrás platicar conmigo?
-claro!-sonrió, tomo un poco de aire para que el no notara sus nervios-tienes algo que hacer? Digo hoy, ahora?
-de hecho no-miente-pensaba hablar con mi… hermana solo eso-como que si la llamada de la mañana no fuera importante quería pasar tiempo con ella-porque lo dices?
-bueno, tal vez podrías acompañarme y así…-respira!-contestaría a tus preguntas
-me parece bien
-ok, solo pasamos por las cajas y nos vamos
Ambos subieron a la camioneta como si nada de su pasado fuera incomodo.
Un disco más… Michael bublé, y su voz se oía al cantar ¨always on my mind¨
-todas las canciones tienen dedicatoria?
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