martes, 3 de julio de 2012

CAPITULO 30



La mañana la encontró allí, parada en el mostrador, viendo fijamente la entrada, dejo salir un suspiro y se remonto en ella.
<<Estoy loca? Tal vez si, por eso la gente huye de mi>>
Había pasado una semana y no había señales de Roger, sus terapias con James iban bien, y ahora tenía un amigo, Miguel.
El ahora estaba en la vida de Carla y eso le gustaba, la hacía sentirse bien, una persona con quien platicar, y a quien escuchar, la radio se hizo presente una voz conocida y desconocida retumbaba con una canción vieja, no pudo resistirse y comenzó a cantar
that none of us could sleep
then all the styrofoam
began to melt away
we tried to find some worms
to aid in the decay
but none of them were home
inside their catacomb
a million ancient bees
began to sting our knees
while we were on our knees
praying that disease
would leave the ones we love
and never come again
and on the radio
we heard november rain
the solo's really long
but it's a pretty song
we listened to it twice
cause the dj was asleep

this is how it works
you're young until you're not
you love until you don't
you try until you can't
you laugh until you cry
you cry until you laugh
and everyone must breathe
until their dying breath
this is how it works
you peer inside yourself
you take the things you like
and try to love the things you took
and then you take that love you made
and stick it into some…

Una persona conocida entra por la puerta y saca a Carla de su mundo de música
-abuela me asustaste!-dijo mientras le bajaba el volumen a la radio
-perdón, cariño, te tengo noticias y son buenas!
-de que se trata?-estaba intrigada, para ella no podían ser tan buenas como su abuela
-abriremos 2 sucursales en new york y viajare yo-la cara de Carla no cambio, debía ser mas especifica- y tu estarás a cargo de esta tienda y de la del sur
Esta vez la cara de Carla si cambio, no dejaba de pensar en todo el trabajo que tendría!, el ir y venir de las tiendas, buscar a alguien que la ayudara en esa tienda, y por un momento paso por su mente, irse y ella abrir las tiendas en new york pero el huir (por ahora) no estaba en sus planes
-cariño-la despertó su abuela de su sueño- todo estará bien. Entre tú y María podrán arreglar las cosas. Además no me iré mucho tiempo solo unos cuantos meses
-está bien-dijo un poco más tranquila-espero que todo salga bien
-yo también, mira Carla, algún día todo esto será tuyo, y tendrás que manejarlo todo tú, por eso te dejo tantas tareas
-yo? –pregunto asombrada, con la simple idea de que si su abuela muere ella se quedara sola ya le bastaba
-sí, eres la única familia que tengo y lo que hago, lo hago por ti y para ti-acaricio suavemente la mejilla de Carla, vio lo rápido que sus ojos se inundaban-no llores mi vida, siempre estaré contigo!
-eres todo lo que me queda, y que hables como si mañana no estuvieras me hace…-no podía parar el llanto-por  favor
-no están difícil piensa que yo te cuidare siempre-la tenia abrazada como el día que le dijo que sus padres no volverían-donde sea que yo este
<<No puedo dejarme caer ahora, necesito regresar a mi realidad sin sufrir>>
Pasaron las horas y el platicar después de muchos años sobre sus sentimientos les hizo bien a las dos, necesitaban, se necesitaban, tenían que dejar salir todo lo que sentían.
*
Pasaron eso 2 temidos días, no dejaron de llamarse ni un momento, Carla fue al aeropuerto para despedir a su abuela, la cual no dejo de darle indicaciones. Esa tarde ella le llamaría, para avisarle sobre su viaje, Carla seguía muy nerviosa y ansiosa, necesitaba hablar con alguien, y que ese alguien le ayudara y acompañara.
Saco su celular y marco ese número que ya se había aprendido de memoria…
-¿Carla?

-Hola Migue, ¿estás ocupado?

-Un poquito, pero ¿qué necesitas? -respondió.

-Bueno, es que mi abuela se fue de viaje y, necesito ir a un lugar y ahí trabaja mi ex y no quiero ir sola, y el mandado es con él, y...

-¿y? ¿Recuerdas que en la Hora Pico salía una chica que se llamaba Sisi y que siempre decía sí? Tú eres como ella pero en lugar de decir sí, dices y.

-¿Y eso que tiene que ver? Eres colombiano no sabes nada. -Reclamó.

-No te “esponjes” I-i. ¿Quieres que vaya contigo?

-Por favor.

Miguel le respondió que en media hora estaría ahí para acompañarla y no mintió. Él siempre estaba feliz y relajado, Carla creía que a la mejor estaba en drogas. Luego cayó en cuenta que no todas las personas habían pasado una vida tan difícil como ella y que, lo más probable era que las personas con una vida fácil sonrieran siempre.

Cuando llegaron a la asociación Clara estaba jugando con los niños, a los cuales los dejó solos un momento para ir a saludar.

-Qué milagro Carla, no esperaba verte pronto por acá. -Le saludó de beso y después fijó su vista en Migue. -Y menos con compañía.

-Oh, el es Miguel, un amigo.

-Hola, yo soy...

-Perfecta. -Migue la había interrumpido y la miraba como un niño mira a una tienda de helados. -Disculpa -Dijo al ver la cara de susto que ella tenía.

-No-no te apures.

-Sí digo que serías la modelo perfecta para algunas fotografías necesarias en mi tesis ¿te molestarías?

Clara estaba sonriendo y a Carla le dio mucha gracia la cara que tenía Migue, al parecer el amor a primera vista si existía. Los niños comenzaron a desesperarse y perdieron un poco la compostura, Clari los miró y suspiró.

-Digo que es una manera muy rara de pedirlo pero con gusto te ayudo, ahora sólo tengo que regresar. -Se mordió el labio y apuntó hacía los niños vueltos locos.

Se fue y Carla tuvo que llevarse a Migue a jalones. Tocaron la puerta y al escuchar un “adelante” proviniendo de la oficina y con la voz de Roger, Carla sintió una revolución en su pecho. Aún la ponía nerviosa y estaba que se moría de la vergüenza, recordando el oso que había hecho la última vez que se vieron.

-Con permiso -dijo y entró apretando mucho la mano de Miguel. -Mi abuela me mando por unos papeles, dijo que tú ya sabías cuáles.

Roger asintió y buscó lo que Carla le había pedido. Le entregó una carpeta y comenzó a explicarle:

-Son las estadísticas del evento, en realidad nos fue muy bien. Al parecer aún hay gente a la que le gusta ayudar a los demás y no sólo se recolecto dinero con la venta de las prendas de su tienda, sino que algunos dieron donaciones aparte.

-Que bueno, me da mucho gusto que todo haya salido bien. Nosotros nos tenemos que ir, hasta luego Roger.

-Que te vaya bien.

Carla no le había presentado a Migue porque sentía que no hacía falta, no quería que él llegara a mal entender las cosas. Salieron de la oficina y Carla lo único que sentía y escuchaba era el tamborilear de su corazón. Estaba tan lindo y serio.

Qué mal que las cosas entre ellos no hayan resultado bien.

Tuvo que volver a verlo ese día, mientras Migue arreglaba su cita con Clara, ella estaba sentada viéndolos hablar y en eso llegó Roger.

-Deberías cuidar mejor a tu novio.

-No tengo novio, él es solo un amigo y por si no lo notas está interesado en Clarita.

-Como sea, espero que un día de estos nos veamos, tenemos mucho de que hablar.

Carla asintió y se despidió de Roger haciendo un gesto con la mano. Con la otra deteniéndose porque estaba segura de que en cualquier momento perdería el equilibrio.

CAPITULO 29 (GENTE NUEVA)


No podía detenerse en cosas tan pequeñas como lo que pasaba con Roger, tenía tantas cosas que hacer y que pensar, que llegó a la conclusión de que, un novio en esos momentos sólo le causaría problemas. Luego cayó en cuanta de que ni siquiera eran novios, así que peor tantito.
Comió un poco, antes de salir a la boutique, con la esperanza de que su abuela, no se le hubiera ocurrido ir a dar una vuelta y ver que pasaba de medio día y su nieta no había abierto.
Le dio un poco de alegría ver que eso no había sucedido.
Abrió la boutique y se puso a limpiar no sin antes haber encendido el radio, llenándose los oídos con unas voces, muy conocidas: Ha-ash. Con esa canción que, arggg.
Mis amigos dicen que te olvide, que antes de ti no era igual; antes de ti, mi vida no tenía sentido, antes de ti, no sabía amar.
¿Qué hago con mis labios, si me ruegan tus besos? ¿Qué hago com manos cuando suplican tú regreso? ¿Qué hago con mis noches? ¿Qué hago con mis días? ¿Qué hago con tu esencia que se aferra a la mía?
Prefirió no seguir escuchando, esa canción. Sacó un libro que se encontraba por ahí, no quería seguir pensando, en ¿Roger?
No quería pensar en nada.
Pero no podía concentrarse en la lectura, quizá era hora de tomar sus maletas y volver a empezar.
¿Donde quedaron las cajas?

Escuchó la campanilla que anunciaba que había un cliente, levantó la vista y se encontró con un joven, le calculo al rededor de veintidós, tenía el cabello rizado, que hasta parecía un afro, muy pequeño, era flacucho y miraba con atención todas las prendas en los mostradores. Le pereció una persona chistosa y antes de reírse prefirió hablar:
-¿Necesitas algo?
Volteó a verla y asintió.
-Mi madre cumple años y no tengo idea de que regalarle.
Carla le sonrió por su acento, y salió del mostrador. -Eso se puede solucionar, más o menos ¿qué es lo que estás buscando?
-¿Algo para mi mamá? -Respondió con el ceño fruncido y ahora sí Carla no pudo no reírse. Le mostró diferentes piezas y al final un traje de color negro le convenció, dijo que haría lucir más los hermosos ojos que tiene.
-Muchas gracias, me salvaste la vida.
-No es nada ese es mi trabajo, pero ya sabes, cuando se te ofrezca.
Asintió cuando le entregaba el cambio, lo guardó en su cartera y le sonrió; -Miguel Gonzalez, fue un placer.
Gonzalez, como Roger. Sintió que la nostalgia la consumía, se perdió en sus  pensamientos y fue la voz de Miguel, lo que la sacó de su trance.
-Ya sé que tengo el súper poder de dejar sin habla a cualquiera, pero por favor di algo.
-Perdón, me recordaste a alguien.
-Espero que a nadie malo, señorita sin nombre.
-Hey, si tengo nombre es Carla. -Cruzó los brazos y le sacó la lengua.
-Muy bien Carla, te invito un café.
-No, no creo
-Como amigos -Y la sonrisa de ese chico era especial, y no pudo negarse, en parte no lo hizo porque necesitaba algo y eso era distracciones.
-Salgo a las seis.
Miguel asintió y se despidió diciendo que volvería.
Las cosas comenzaban a pintar mejor.

Cuando Miguel llegó por ella, acababa de terminar de anotar las ventas del día, no entendía como les iba tan bien. Tomo su bolsa y caminando llegaron a un starbucks que estaba muy cerca.
Miguel le dijo que era de Colombia, ahí entendió el porque de su acento, tenía veintitrés años y era un fotógrafo recién graduado de la carrera de Artes Visuales, pero la fotografía era lo que más le gustaba.
-Me encantaría que un día fueras mi modelo, tienes muy bellas facciones.
Que un artista te diga eso, debe ser porque en realidad eres bella ¿no? O quizá, esa era su técnica de conquista.
-Disculpa, me tengo que ir. -Asió su bolso y se levantó.
-¿Dije algo malo?
-¡¿Crees que no me iba a dar cuenta de tus verdaderas intenciones?! Sí le digo que es hermosa, la llevo a mi departamento y me aprovecho de ella. -Los ojos de Carla estaban empañados por las lágrimas y Miguel no entendía nada.
Alejó su silla y se acercó a ella, abrazándola, apretando su cuerpo contra el de él, acariciando su espalda. Y no recuerda unos brazos donde se haya sentido más tranquila.
-Perdón, -Dijo antes de limpiarse las lágrimas con el dorso de su mano y sorber los mocos -Soy una desconfiada
-Tranquila, está bien que desconfíes, nos acabamos de conocer. Pero, yo te aseguro, que no te haré nada malo. Seremos amigos si quieres. Lo prometo. -Levantó la mano y Carla sonrió.
-¿Por la garrita? -Levantó el dedo meñique.
-Por la garrita-tomo el menique con el suyo-es juego de niños
-pero sigue funcionando-le sonrió